LA COTIDIANA DISCRIMINACIÓN

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LA COTIDIANA DISCRIMINACIÓN

 

Carlos Morales Sánchez[1]

carlitosdobleclick@yahoo.com.mx

La discriminación es un problema al que necesitamos desacostumbrarnos. Está inserta en nuestra manera de pensar, a veces incluso quienes son discriminados discriminan sin pensar[2].

Aún cuando el trato discriminatorio ha existido desde siempre no debe ser visto con naturalidad. Antes, en la historia de la humanidad se discriminó a quien no era ciudadano; al esclavo, al cristiano, al negro. En América, después de la Conquista de México, el conquistador discriminó al indígena, a quien no era español puro[3] y al pobre. La discriminación al criollo —que no tenía la misma posibilidad que el español puro para ocupar los cargos públicos— fue, lo que de alguna manera, hizo detonar la revolución de Independencia.

Pero no es todo. El peninsular discriminó al indígena al nominarlo. Lo designó indio y a la palabra indio (que inicialmente tenía el significado neutro como gentilicio de los habitantes de las Indias) pasó a significar, en una construcción discriminatoria que permanece en la actualidad, bruto, tonto, pobre. En algunos casos el conquistador nombró al habitante originario con una palabra denostadora específica: chamula o tarasco. Tales nombres contienen un desprecio. Actualmente tarascada es sinónimo de mordida de perro[4] y chamula[5] hace referencia a la bestia de carga.

Por eso, en muchos casos, no agrada a los descendientes de los habitantes originarios de los pueblos de América llamarse indígenas, prefieren llamarse con su propio nombre, con el nombre que alude a la esencia verdadera, porque son gente verdadera, que habla la palabra verdadera, u hombres que dispersa la danza o habitantes del país de las nubes[6].

Los indios continuaron siendo discriminados a lo largo del devenir histórico. Ni los caudillos de la Independencia ni de la Revolución se preocuparon por el indígena. En el Siglo XIX, se pretendió que México fuese una sola nación homogénea y mestiza. Rodolfo Stavenhagen, es muy preciso al señalar:

Durante muchos años México negó su característica de indígena porque el proyecto y concepto de nación que crearon los fundadores del México postcolonial y moderno de los siglos XIX y XX negó la existencia de los pueblos indígenas. En dicho proyecto, los indígenas eran vistos como un problema: un rezago a ser superado. Era impensable una visión heterogénea, rica y diversificada de nuestra propia nacionalidad, porque México estaba conformado por una sociedad estratificada.[7]

Ya en los albores del Siglo XX, José Vasconcelos, el maestro de América, fue promotor del prejuicio de que los indígenas eran sucios: en su campaña para ser presidente de la República promovía entre los votantes el uso del agua y jabón.

Actualmente las lenguas, la vestimenta, la manera de ser del indígena están en extinción. El temor de que los hijos sean discriminados es un factor (entre otros) para que los padres no enseñen a sus hijos la lengua materna. No quieren que la lengua se les enrede[8] y por hablar con dificultad[9] sean discriminados por ello.

Pero la discriminación no sólo se practica del mestizo o del criollo hacía el indígena, también se presenta en las relaciones interétnicas. Muchos zapotecos del Istmo discriminan a los mero ikoots, a los zapotecos del Valle, a los mixes y a los zoques. Algunas comerciantes zapotecas se aprovechan de los pescadores ikoots (les imponen el precio del pescado y camarón) y de las bordadoras mixes de San Juan Guichicovi (las bordadoras son las que decoran los hermosos trajes de tehuana y reciben una exigua retribución, cada traje zapoteca elaborado por las mixes es un monumento a la discriminación interétnica)[10].

Pero la discriminación, que es proporcionar un trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc., no sólo se presenta en las relaciones cotidianas, también se presenta en la ley, en la jurisprudencia. Está oculta en términos como atraso cultural, atraso social, cultura media nacional, incultura del agente, aislamiento cultural, desconocimiento del idioma español, dialecto, Es necesaria reconocerlas para evitar su utilización.  También hay normas que discriminan porque homogenizan como el artículo 20 del Código Civil del estado que establece la ficción de que la ignorancia de la ley no sirve de excusa y a nadie aprovecha.  Pero han existido normas como el artículo 129 del Código Penal de Chiapas, (que estaba vigente en los setentas) que establecía:

“los analfabetas cuya mentalidad sea tan ruda que deben ser considerados como retrasados mentales, con imposibilidad de para discernir sobre la ilicitud del acto cometido”

La discriminación está por todas partes. Más allá de la prohibición que establece el artículo 1 de la Constitución Federal. Es necesario reconocerla para evitarla o combatirla porque va en contra de la dignidad del hombre. El reconocimiento constitucional de la prohibición de esa práctica o la creación de una ley federal para prevenirla o eliminarla no es suficiente. Todos tenemos que hacer algo.


[1] Ex Defensor Público Federal, adscrito al Juzgado Octavo de Distrito del Décimo Tercer Circuito, con residencia en la Ciudad de Oaxaca de Juárez, México.

[2] Muchos de los refranes mexicanos están sustentados en la discriminación de los habitantes de nuestros pueblos indígenas: “indio con puro, ladrón seguro”, “amar a Dios en tierra de indios”, “no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre”.

[3] Los españoles, para evitar que los nacidos en América pudieran acceder al poder, llegaron al extremo de establecer castas, y dependiendo de la pertenencia a éstas podían o no ocupar determinados cargos: “Español con India: Mestizo; Mestizo con Española: Castizo; Castizo con Española: español; Español con Negra: Mulato; Mulato con Española: Morisco; Morisco con Española: Chino; Chino con India: Salta atrás; Salta Atrás con Mulata: Lobo; Lobo con China: Gíbaro; Gíbaro con Mulata: Albarazado; Albarazado con Negra: Cambujo; Cambujo con India –Zambaigo; Zambaigo con Loba: Calpamulato; Calpamulato con Cambuja: Tente en el Aire; Tente en el Aire con Mulata: No te entiendo; No te entiendo con India: Torna atrás.”

[4] Francisco J. Santamaría, en su Diccionario de Mejicanismos, dice que tarascar es tirar mordiscos o tarascadas. No es morder con los dientes, sino dar un mordisco súbito, soltando inmediatamente, como lo hace el perro, también significa “acto por medio del cual y de manera violenta se le quita a otro una parte de algo”. P. 1011. sexta edición, editorial Porrúa, México 2000.

[5]  Santamaría (quien también discrimina a los indios en su Diccionario) dice que chamula ha llegado a valer como sinónimo de inculto, iletrado, tosco, basto o estúpido. Op. cit. P. 353.

[6] Los chatinos se llaman así mismos Ne’ cha’ cña, “gente de las palabras que trabajan”; los mazatecos Chjota ‘enna, “gente que habla nuestra palabra”; los huaves mero ikoots, “el verdadero nosotros”; los zapotecos binizá “gente de la palabra verdadera”. Datos tomados de Barabás, Alicia Mabel, et al, en “Los Pueblos Indígenas de Oaxaca, Atlas Etnográfico”, publicado por el Fondo de Cultura Económica, la Secretaría de Asuntos Indígenas y  CONACULTA – INAH, México 2003, Primera Edición, p. 16

[7] Stavenhagen, Rodolfo, en ¿Por qué los derechos indígenas? Los derechos de los pueblos indígenas, fascículos 1, Comisión Nacional de Derechos Humanos. P. 22.

[8] Entrevista personal con José Luís Gutiérrez Cortés, zapoteco de Santo Domingo Tomaltepec, Oaxaca, quien refiere que “a sus hijos no le enseñará su lengua natural porque el manejo de la lengua indígena y el castellano ocasionan que los niños ‘echen cuatros al hablar’ y  en la escuela se burlan de ellos.”

[9] Francisco J. Santamaría dice que el término cuatrero se aplica a los indios que hablan mal el castellano y aún al mismo idioma así estropeado. Diccionario de Mejicanismos. P. 322.

[10] “Pues vienen las pobres de Guidxicobi, de San Mateo a vender café o pescado, pues como nada más se sientan a un lado no molestan y se dedican a vender. Antes esta gente era más cerrada y las tecas tienen un modo de pensar diferente de ellas. Antes le compraban más barato sus cosas que traían para después venderlo más caro. Las tecas se aprovechaban, pero ahora las mareñas se están avivando y ya lo venden ellas mismas. La gente de San Dionisio que traían pescado ya he visto que se van a Matías, donde no hay mar, ahí se lo pagan más caro.“ Entrevista con una autoridad municipal publicada en “Hombre, Mujer y Muxe en el Istmo de Tehuantepec” Miano, Borruso Marinella, Primera Edición, CONACULTA- INAH, México 2002, p. 76.

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